Floro se reencontró con el doctor del Getafe que ayudó a salvarle

• En el último Leganés–Getafe, disputado en Butarque, el aficionado pepinero sufrió un problema cardiaco y el doctor Oyola ayudó a mantenerle con vida.

Florencio Hernández (Floro para sus amigos, que son muchos) tiene 56 años y dos ojos azules que centellean vida. En el último Leganés – Getafe disputado en Butarque estuvo cerca de perderla. Aquella noche del 7 de diciembre de 2018, su corazón pepinero, cascarillado por problemas genéticos heredados, se disparó. No fue la emoción del partido, sino una arritmia canalla la que casi le mató. Primero las pulsaciones se le dispararon hasta 280 latidos por minuto. Luego se paró. Su hermano José, también afectado por los mismos problemas, fue el primero en alertar de lo ocurrido. Sentado a su lado, gritó en un aullido desesperado. Se temía lo peor.

Las gradas estallaron en un revuelo que alertaron a los doctores de ambos equipos. Lam (Lega) y Oyola (Geta) dejaron los banquillos, se olvidaron del partido y se pusieron a lo importante. Había una vida que salvar. Volaron en un pestañeo hasta llegar al asiento de Floro. Le asistieron, reanimaron y mantuvieron hasta que Rafa, un doctor del Samur, le practicó el RCP con la que retornó de la muerte. Floro se fue en estado crítico al hospital Severo Ochoa de Leganés, donde completaron la faena. Le estabilizaron y mantuvieron sano. Poco después el club le rindió tributo.
Hoy, en los aledaños de Butarque los ojos azules de Floro buscaron a Oyola para agradecerle aquello. Y asistido por As, se reencontraron cuando el miembro del equipo azulón se disponía a entrar al estadio. “Gracias doctor”, musitó emocionado Floro con sus ojos clavados en el galeno. Y ahí fue la sonrisa de Oyola la que se lleno de vida.