Libra Púrpura
- “Una mirada a la inclusión” realizada por el pedagogo Emilio Álvarez para éste medio
La salida de la situación de incertidumbre econónomica acarreada por la pandemia, fuerza reforzar el musculo empresarial y las capacidades emprendedoras, con el fin de agilizar nuesta capacidad de desarrollarnos como sociedad y poder atender a las necesidades de los ciudadanos, en especial de aquellos que más las demandan.
Sentada esta realidad. Realidad, que escuchamos defender y proclamar en las diferentes declaraciones de aquellos que detentan algún tipo de responabilidad social. Declaraciones que aluden a la participación global de todos los ciudadanos en la consecución de este objetivo.
En estos días paseando por nuestra ciudad. Observo, a mi entender, que siguen existiendo locales que no contemplan en su totalidad la Ley de Promoción de la Accesibilidad y Supresión de Barreras Arquitectónicas, que establece en su Preámbulo: “La sociedad, en general, y los poderes públicos, en particular, tienen el deber de facilitar la ley accesibilidad al medio de todos los ciudadanos; deber que se extiende, por tanto, de la misma forma, a aquellos ciudadanos con o sin minusvalías que se encuentren en situación de limitación con el medio, poniéndose especial énfasis respecto de aquellos cuya dificultad de movilidad y comunicación sea más grave” Esta situación, choca frontalmente, con esa petición de participación global en la recuperación económica, pues dejamos fuera de la misma a un grupo de ciudadanos, cuya contribución económica, no solo depende de su número, también debemos contempla la interaciones sociales de las mismas, lo cual determina el crecimiento o decrecimiento del target (nicho de mercado, clientes potenciales…) de una determinada actividad.
En el momento que alguien con movilidad reducida, no puede acudir a un determinado lugar, este dejara de formar parte de su zona de confor individual, pero también de algunas de aquellas que interrelacionan con él (familia, amigos, …)
Según el Informe Olivenza, publicado en 2018, en España había 1.840.700 personas con discapacidad, con edades comprendidas entre los 16 y los 64 años, lo que supone un 6.12% de la población total. Los españoles con discapacidad y sus familias tienen un poder adquisitivo que en ocasiones no esta siendo tenido en cuenta. Las empresas están perdiendo una gran oportunidad por no hacer más para aprovechar este mercado. Paises como Reino Unido han adoptado conceptos como libra púrpura, definida como el poder de mercado de las personas con discapacidad y sus familias.
La segunda rama de desarrollo, es la llamada a emprender, como fuente de dinamización social. El hombre es una entidad creativa como indibiduo y especie, todos los grupos tienen esta potencialidad, pero a algunos le cuesta más que a otros.
Quisiera resaltar algo inerente a las personas con excepcionalidad: La necesidad de adaptación a su realidad, (a la hora de enfrentarse a su devenir diario) aspecto este que es clave en la potenciación de la creatividad.
La implicación de todos fuerza a fomentar la participación de este colectivo, bien por parte de las diferentes administraciones como: Autónomos y emprendedores Comunidad de Madrid. O entidades privadas. En este sentido cabe resaltar iniciativas como las desarrolladas por la Once emprendimiento@fundaciononce.es o su nuevo servicio de teleasistencia para emprendedores con discapacidad.
emprende.inserta@gen.fundaciononce.es
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Mi cargo actual es redactora en la web de Teleganés a su vez dirijo el Twitter del mismo.