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Purificadores o ventilación: cómo renovar el aire en las aulas sin enfermar de frío

A pesar de las nuevas restricciones y medidas, el terreno educativo parece que se libra de decisiones más estrictas, al menos por el momento. Los colegios, institutos y universidades de la región continúan abiertos y en este aspecto coinciden las administraciones: “la educacion no se puede parar”.

Pero con la llegada del invierno, la situación en algunos centros educativos puede ser escalofriante. Si existe una manera eficaz de prevenir contagios de coronavirus, tal y como indican todos los expertos, es manteniendo la distancia de seguridad de metro y medio, usando mascarilla y, en el caso de ser un lugar interior, disponer de una ventilación eficaz. A pesar de ello, los protocolos, tanto del Ministerio de Educación como los de la Comunidad de Madrid, no ven en la ventilación un punto estratégico para mantener los colegios como lugares seguros y, por ende, no han establecido ventilaciones mecánicas en los centros para los meses más fríos del año cuando sea casi imposible abrir las ventanas por las gélidas temperaturas u otras condiciones meteorológicas como lluvia o nieve. Los alumnos tendrán que, si se quiere mantener una ventilación constante a pesar de lo que diga el Ministerio, llevar abrigo durante el desarrollo de las clases.

Para María Cruz Minguillón, investigadora del Grupo de Geoquímica Ambiental e Investigación Atmosférica (EGAR), del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), “la ventilación, para que sea efectiva, ha de ser constante”. Es decir, debe entrar -de forma regular- aire del exterior, limpio. Según la guía elaborada por la Universidad de Harward, y en la que se basan en el CSIC, se deben llevar a cabo cinco renovaciones por hora para un aula de 100 metros cuadrados de 25 estudiantes. Y aquí, esta recomendación, de manera oficial, no parece ser necesaria. Según el protocolo del Ministerio, replicado en el BOCAM, “se deben realizar tareas de ventilación frecuente en las instalaciones, y por espacio de al menos cinco minutos (mejor 10) al inicio de la jornada, al finalizar y entre clases”. Eso sí, aclaran: “Cuando las condiciones meteorológicas lo permitan, mantener las ventanas abiertas el mayor tiempo posible”. Por ello, Minguillón cree que si los centros educativos solo abren una vez cada hora pueden convertirse en un riesgo de infección.

Ahora bien, no es lo mismo abrir las ventanas y cerrar la puerta o abrir la puerta pero cerrar las ventanas. Según Minguillón, lo ideal sería mantener una ventilación cruzada teniendo las puertas y ventanas abiertas. “Si hay más corriente de aire quiere decir que está entrando más aire del exterior”, continúa al advertir que mantener las ventanas cerradas y la puerta abierta dando a un pasillo sin aire exterior “no es muy bueno”. Es decir, “si solo abro la ventana tendré menos circulación de aire pero por lo menos será del exterior, no como si solo mantenemos la puerta abierta a un pasillo sin ventilación”.

Desde FAPA, siguiendo recomendaciones científicas, aseguran que ahora que la temperatura está bajando quiza no tienen que estar las ventanas abiertas durante toda la jornada de manera continua”, sino “cada x minutos”. Pero, además, trabajan por un Plan de Salud Ambiental escolar para estudiar el continente de los centros educativos, la estructura y la infraestructura. “Es importante trabajar sobre estos aspectos y quizá sea el momento más oportuno”, señala una de sus portavoces ya que ve que hay centros con “poca ventilación”.

Filtros HEPA: “Falsa sensación de seguridad”

Aunque abrir las ventanas no se convierte en la única manera que existe para mantener los espacios cerrados libre de partículas peligrosas. Según señala Minguillón, también se consigue con ventilación forzada pero bien configurada. Es decir, no basta con un aire acondicionado que solo recircule el aire sino que es necesario que renuve el ambiente con aire del exterior, aunque posteriormente lo aclimate termicámente. Además, otra solución para no tener que estar con bufanda en clase es con unos aparatos, conocidos como filtros HEPA, que utilizan filtros de alta eficiencia para aspirar el aire y proporcionarlo libre de partículas, “libre de virus”. Esta solución tampoco ha sido planificada de manera expresa por la Consejería de Educación. O por lo menos cuando es preguntado por ello. Remiten al protocolo anteriormente mencionado y, añaden: “la Consejería de Educación aplicará todas aquellas medidas que le indiquen las autoridades sanitarias”.

A pesar de todo, desde FAPA tampoco ven en los filtros HEPA la solución. “Pueden dar una falsa sensación de seguridad”, apuntan. Por ello, a pesar de las indicaciones de las administraciones públicas, la experta del CSIS remarca: “Para reducir el riesgo de contagio hay que mantener las ventanas abiertas a pesar del frio” si no se cuenta con un sistema mecánico acondicionado para traer aire del exterior.

Fuente: Madridiario. Link

Irene Martín

Mi cargo actual es redactora en la web de Teleganés a su vez dirijo el Twitter del mismo.

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